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“Carlso Galdos en vivo” se extiende todos los viernes en el Satchmo.
En el escenario que lo ha cobijado durante sus diez años de carrera, “Carlos Galdós en Vivo” desarrollará un unipersonal que trae de vuelta al primer Galdós, aquel desenfadado sujeto que echaba mano de dos armas infalibles: la palabra aguda y la irreverencia. La diferencia estriba en que este Galdós de hoy es todavía más socarrón, dándole vuelta a asuntos que nos atañen a todos los mortales de este planeta peruano y universal, como las relaciones con los hijos, con la tecnología, con las añoranzas de la infancia y con la ¿candidez? de la adolescencia, si eso fuera cierto. Para tales propósitos, Carlos Galdós amenaza con una puesta en escena que incluye la presencia de su banda en vivo; hora y media de un repertorio de canciones confabuladas con los asuntos de la memoria y la nostalgia, esa que pone los pelos de punta. A partir de la nueve de la noche, y si se ha tenido la previsión de comprar la entrada en Teleticket, habrá nueva ocasión para entrar en tete a tete en el Satchmo con un showman peruano que ha sabido hilvanar, sin disfuerzos ni concesiones, la música y las delirantes experiencias vitales propias y ajenas, más allá de los tapujos, remilgos y demás fruncimientos del ceño que en su “Carlos Galdós en Vivo” no tienen lugar.